URSARIA es el trío de música folk madrileño que componen: Ismael Clemente (voz, percusión tradicional, vientos, cuerdas), Sonia Loaysa (acordeón, rabel, percusión tradicional, voz), y Daniel Martín (vientos, cuerdas, percusión tradicional, voz). A pesar de su veteranía como músicos, es desde mediados del 2016 que consolidan su proyecto artístico amalgamando lo musical, lo literario, lo teatral y lo humorístico, aunque no necesariamente en ese orden. URSARIA se define como una banda de ‘Músicas de Madrid’, en su sentido más amplio. Músicas populares del casco antiguo, de la periferia, de los límites de la provincia, y más allá, de hace un par de siglos, o de algunos más. Pero claro, lo hacen siendo muy conscientes de que, para una gran parte de los propios gatos, las músicas tradicionales de su ciudad (y provincia) se limitan a poco más que ‘chotis zarzueleros y algunas charangas de paletos (afortunadamente en extinción…)’. En fin, ante tamaño desprecio e ignorancia, URSARIA se arma de paciencia, y con humor y buen hacer, despliegan un divertido espectáculo y nos presentan un libro para mostrarnos lo poco que sabemos de la historia de nuestra propia comunidad, y la riqueza de las tradiciones populares que fueron medio de expresión y dieron forma a la personalidad madrileña.
En el verano del 2021 cayó en mis manos el CD y el libro que URSARIA publicó en 2020 titulado ‘COMPENDIO PARA ENTIDADES ALIENÍGENAS’. Hay que recordar que el artista que lidera este proyecto atiende al nombre de Ismael Clemente Ortego. Sus antecedentes en el mundo del folclore se remontan a su infancia y juventud en la provincia de Salamanca, y así al aprendizaje de la gaita charra (flauta de tres agujeros) y el tambor. En 2011 urdió en Madrid un peculiar proyecto musical del cual ya dimos buena cuenta, La Bojiganga,[53] aunque el final de aquella debacle fue el preludio, el resultado del experimento previo a su actual URSARIA.
Tuve el privilegio de conocer a La Bojiganga bastante de cerca, y ya entonces se intuía que el recorrido de Ismael tenía todavía mucho por mostrarnos, tanto en su faceta como músico folk como la de escritor. Llegaron a publicar un CD titulado ‘El Viaje Entretenido. Pero en su andadura, Ismael condujo al grupo a cimas aún más elevadas. Fue capaz de poner a toda la banda a explorar a pie (y en burro) las Sierras de Guadalajara, Madrid y Segovia, durante jornadas extenuantes, inspirados por el legado literario del Arcipreste de Hita. Entonces me quedó claro que Ismael Clemente sería capaz de llegar mucho más lejos con sus propuestas.
Y así ha sido. No es que Ismael haya logrado retornar ahora con URSARIA, es que ya ha publicado un nuevo álbum, junto con un libro de 365 páginas (una para desmenuzar en cada día del año). Lo que Ismael y Ursaria nos proponen en este ‘Compendio’ es un ejercicio de introspección. De hacer un esfuerzo por reconocer que la circunstancia de haber nacido en Madrid, en el centro geográfico de la península Ibérica, y que por ello nuestra ciudad fuera designada como “puente de mando del glorioso navío llamado España” (C.V.Campos, ‘Alba de Honor: Poemario’, 1936, Ed.S.Martín), no nos debería eximir de conocer los rasgos culturales y folclóricos peculiares que caracterizan esta región desde hace siglos, y que en buena medida son ajenos al hecho capitalino. Aunque obviamente, es justo reconocer las indudables ventajas obtenidas gracias a los nobles títulos de Villa y Corte que le fueron otorgados a Madrid en 1561.
En su ‘Compendio’, Ismael desgrana en dieciocho capítulos más un epílogo, sus reflexiones sobre lo que hoy, ya pasado el año 2020, y en su contexto social y cultural, representa “lo tradicional”, en la región de Madrid y alrededores. Algo que podría aplicar a cualquier otro lugar. La tradición, esos ritos de comportamiento colectivo que provienen de siglos atrás, y qué gracias a grupos minoritarios de músicos, danzantes, artesanos, … luchan por pervivir en la exigua memoria de la sociedad, o al menos de obtener un mínimo de consideración y respeto por parte de ella. Pero naturalmente la narración, que abunda en innumerables detalles muy precisos sobre: lugares, personas, oficios, artesanos, herramientas, tradiciones, músicas, canciones, leyendas, … (todo lo que se conoce como folclore de Madrid), se da de bruces con la osca realidad de un mundo donde las nuevas generaciones se informan y crecen inmersas en el universo planetario de Internet, y quizá algo en los medios de comunicación generalistas. Generaciones que cuando se topan con esas tradiciones (de las que sus abuelos, y quizá sus padres, eran al menos capaces de reconocer su procedencia), ya las contemplan como algo totalmente estrafalario, ridículo y ajeno, como de otro planeta.
La paradoja del relato es que Ismael sitúa a los portadores de todas esas tradiciones, esos músicos, esos cantores populares, esos artesanos de oficio antiguo, … como los pobladores originales de ese planeta (la Comunidad de Madrid), y a esas nuevas generaciones que los contemplan con perplejidad y desdén, como los visitantes procedentes del espacio exterior. Para mí, tal empresa resulta paradójica, porque si hubiera que medir el arraigo, la pertenencia al terruño, de una y otra población (la de los folclóricos antiguos, y la de las generaciones actuales), ponderando lo amplio y pujante de su población, no me cabe ninguna duda que los que deberían tildarse de ‘extraterrestres’ son estos ‘folcloristas’ que parecen llegar por un túnel del tiempo desde un pasado insondable. Y encima pretendiendo re-inculcar en la memoria colectiva usos, costumbres, artes, … propios de tiempos ya casi olvidados (siendo además el número de depositarios de este legado, más bien menguante).
Es por ello qué los mensajes en este ‘Compendio para Entidades Alienígenas’, más que exponer algún tipo de situación contradictoria e injusta, invitándonos a la reflexión melancólica, luchan por defender una visión heroica, numantina, diría que incluso mesiánica, sobre cómo afrontar el momento actual de nuestra sociedad. Hablamos de una pugna por hacer viable un presente y un futuro imparables, donde los modelos de comportamiento a los que aspiran muchos jóvenes, los representa un Youtuber que sube contenidos mentecatos desde su dúplex con jacuzzi en Andorra la Vella, mientras además esperamos convencer a nuestros muchachos (de todos los géneros) de la importancia de no olvidar que las mejores anguilas que sus bisabuelos almorzaban en Madrid, se pescaban en el extinto arroyo de Valdebebas. Un cauce que hoy yace sepultado bajo un mosaico de barrios con inmensos edificios de nueva factura, que se extienden por toda la expansión noreste del núcleo urbano: Fuencarral, Las Tablas, San Chinarro,… Pero…, que quieren, en esta batalla desigual, en este afán utópico por desenterrar y analizar las raíces más humanas de nuestro presente, develando ese pasado ignoto para casi todos, yo disfruto y milito con Ismael y su banda. Porque en este empeño quijotesco, además de la música, también la geografía, la historia, la ironía, la paradoja, el humor,… brotan como manantiales fecundos en cada una de las obras y las actuaciones del trío.
Hace años durante una entrevista al músico Ismael Peña (otro Ismael, aunque algo más veterano), pude comprender que el folclore hay que contemplarlo como un todo, no solo verlo en aquello que se refiere a la música y el baile. Se trata del conjunto de facetas de la vida rural, su arquitectura tradicional, sus oficios, sus aperos, su tradición oral, su indumentaria, su cocina, sus costumbres, sus leyendas, … Todo eso se hacía evidente cuando Ismael nos mostraba sus infinitas colecciones de alfarería, utensilios, ropas, instrumentos, … recogidos desde los años 60 en lugares de toda España. Obviamente al final todo ello tiene también al canto, la música, la danza… como artes derivadas, integradas, incluso transmisoras de esos usos y costumbres. Así sucede que este nuevo Ismael (Clemente Ortego, en este caso), en este manual de antropología para alienígenas nos habla de: cantos para enjambrar abejas en la Sierra de Ayllón, gallinejas y entresijos en el Madrid viejo, el esquileo de los rebaños en la vertiente sur de la Sierra del Guadarrama, o los melonares que se plantaban dónde están hoy las pistas del aeropuerto en Barajas.
En su denuedo por trazar el Mapa de Madrid (ciudad y región) y el Atlas de sus hombres y costumbres, este libro va mucho más allá del universo humano y su folclore. Se identifican y describen vínculos muy precisos entre el análisis científico, la geología, la fauna o la botánica de la región, y su significancia en ciertas creencias y costumbres de su población antigua. Se habla de la relación entre el Acuífero del Terciario Detrítico de la Fosa de Madrid, y los zahoríes del valle del Lozoya. De la España granítica de la Sierra del Guadarrama, y los canteros que procedentes de Galicia se asentaron en sus laderas para extraer y tallar sillares y losas. De los pinares, como el de Valsaín, y los hacheros vascos que recorrían la península buscando faena de tala.
De la misma forma que se escudriña la geografía madrileña en sus tres ejes ortogonales, la dimensión temporal, los muchos sucesos históricos citados (y en parte fabulados) a lo largo de la obra, también ofrecen puntos de apoyo para reconocer la mitología local y la idiosincrasia de sus pobladores. Así se habla de cómo en el siglo XVII, Felipe III creó el organismo de la Casa de Arbitrio de la Nieve y el Hielo en la calle Fuencarral, con el propósito de gestionar los derechos y concesiones de las nieves que se recogían en los ventisqueros de la Sierra (como el de Guarramillas, también llamado de la Condesa, nacimiento del río Manzanares), y se transportaban en carros para su almacenaje en los pozos situados bajo la actual Glorieta de Bilbao. Hielos y nieves que luego se empleaban en las cocinas de la corte borbónica, y tiempo después en los refrescos de las verbenas populares. También se habla sobre el imparable crecimiento urbano de Madrid. De las tierras de cultivo, las aldeas y los barrios que fueron quedando sepultadas bajo toneladas de hormigón y asfalto, y de los ancestrales estilos de vida que se extinguieron ante el avance del progreso y el desarrollo.
Las narraciones de este ‘Compendio’ discurren diluyendo realidad y ficción, rezumando por las grietas cavernarias de la incertidumbre histórica, como cuando se refieren la visita al Madrid de 1940, del poderosísimo Reichsführer SS, Chef der deutschen Polizei sowie Reichskommissar für die Festigung deutschen Volkstums, Hr. Heinrich Himmler (hecho perfectamente datado y documentado). La suñeriana comitiva agasaja y muestra al nota lo más castizo, lo más histórico, lo más taurino, lo más nocturno de nuestro foro. Pero Herr Heini demanda que además se le conduzca a la exploración de las catacumbas, de las cavas en el centro urbano más tabernario y ocluso. Y así se nos revela como en la tenaz obsesión teutónica de los lustrosos visitantes, por hacer acopio de todas aquellas reliquias que concentraban el poder esotérico de las culturas más arcanas, logran desvelar nuestro mayor secreto, malcustodiado en las entrañas de nuestra villa.
Pero como ya es sabido, la ficción suele palidecer ante el resplandor de los hechos más veraces, por muy improbables que estos nos resulten. Como cuando en agosto de 1946, más de un lustro después de imponerse el régimen franquista, en el corazón de las sierras que comparten Segovia y Madrid, se proclamó la reinstauración de la Tercera República Española en el ayuntamiento de Alameda del Valle, a cargo de uno de los últimos grupos de maquis que quedaron por la zona tras la contienda fratricida, comandados por Severo Eubel de la Paz. Las páginas de ‘Compendio’ no dejan caer en el olvido tan audaz y estrambótica peripecia, así como sus trágicas consecuencias, sucesos que todavía reverberan en la memoria de los serranos.
Salvando las distancias (no solo geográficas), así como Joyce llegó a decir que en su inextricable ‘Ulises’ legaba un mapa que permitiría reconstruir Dublín piedra a piedra (caso de caer derruido), este ‘Compendio’ cumple de sobra un objetivo comparable respecto a Madrid como villa, y como región inmersa entre ambas Castillas.
Las narraciones en los dieciocho capítulos se inspiran o tienen reflejo en las canciones del álbum, todas ellas tradicionales o basadas en el folclore de la región de Madrid y zonas aledañas. Además de Ismael, Sonia y Dani, Ursaria ha contado con otros grandes músicos, para abordar esta epopeya y la interpretación de sus dieciocho temas :
1- LA CAMA : Mayo o ronda de mayas tradicional en Paredes de Buitrago, valle medio del río Lozoya.
2- RETAHÍLA PARA FORMAS DE VIDA INTELIGENTE : Basado en La Pava. Canto tradicional en Cenicientos, pueblo al sur de la Sierra del Guadarrama, en la cuenca del río Alberche.
3- EPITALAMIO : Basado en un canto de boda tradicional en la zona de Robregordo (triangulo al norte de la provincia de Madrid).
4- SEGUIDILLAS DE BARAJAS : Basadas en unas seguidillas de tradicionales en el pueblo de Barajas, pueblo de la cuenca media del río Jarama, actualmente barrio y distrito de Madrid, y donde se ubica el aeropuerto Adolfo Suarez.
5- CARPETOVETONIA : Basado en dos melodías tradicionales de la Sierra del Guadarrama. Despedida a la novia, tradicional en el Valle del Lozoya, en la Sierra del Rincón y en otros lugares de la comarca serrana más septentrional. Y Baile del Niño, tradicional en Navalagamella, en la vertiente suroeste de la Sierra del Guadarrama. Cuenta con la participación del gran zanfonista Rafa Martín.
6- EL BORREGO : Basado en El Borrego, versión del pueblo de Villaconejos. Tradicional, con distintas variantes y versiones, en las vegas del Tajo y del Tajuña, al sur de la provincia de Madrid.
7- INFRAMUNDOS
8- ULTIMA VERBENA DE SAN CAYETANO : Basado en un tema tradicional de Madrid capital.
9- COSCINOMANCIA : Basado en la Petición y Baile de las Tortas, que fue tradicional en El Berrueco dentro de los ritos posteriores a la celebración de los esponsales.
10- AL BUQ (Interludio) : Basada en una canción de cuna tradicional en Montejo de la Sierra, Sierra del Rincón. Cuenta con la colaboración de Miguel Nava y Ana Martínez tocando gaitas serranas.
11- CANTO DE ENJAMBRAR : Basado en un canto de partir las colmenas que fue tradicional en pueblos de la Sierra Norte madrileña como: La Hiruela, Prádena del Rincón, Puebla de la Sierra.
12- DE LA PROVINCIA DE MADRID : Basado en la jota serrana de diversos pueblos de la Sierra del Rincón y del Valle Alto del Lozoya.
13- GALLINEJAS Y ENTRESIJOS : Chotis (polca escocesa). Con la participación de Alejandro Martínez, “Acho” (bajo eléctrico de cinco cuerdas), y Stefano Giordani (bombardino).
14- DANZA DE PASTORES : Basado en una melodía tradicional de la Tierra de Buitrago. Con Rafa Martín (zanfona), Miguel Nava (gaita serrana, dulzaina) y Ana Martínez (gaita serrana, alboka).
15- BAILE A TRES : Basado en el Baile a tres (o Baile tres) tradicional en Valdemaqueda, localidad de la vertiente suroeste de la Sierra del Guadarrama, a orillas del río Cofío. Con Alejandro Martínez “Acho” (bajo eléctrico de cinco cuerdas).
16- SIETE BUEYES : Basado en un son y tonada tradicionales en Navarredona, y San Mamés, en la cuenca media del río Lozoya.
17- MALVAR SOBREMADRE : La Coplilla inicial es un aguinaldo navideño tradicional en Colmenar de Oreja. Le siguen unas coplas burlescas. Con la banda de Zambomberos de Colmenar de Oreja.
18- JERINGONZA DE ROBLEDONDO : Basado en el baile de la jeringonza tradicional en Robledondo, aldea de las estribaciones de la Sierra de Malagón, en la comarca de la Sierra Oeste, en la vertiente sur del Guadarrama. Con Esther Sánchez al violín de cinco cuerdas.
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(1ff) Ursaria
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